SALA 2. TIEMPO DE ÍDOLOS

   
 

LA VIDA EN EL CALCOLÍTICO (3000 a.C – 1800 a.C.)

El Calcolítico debe su nombre al metal del cobre, que empieza a trabajarse por primera vez en este periodo, dando paso así a la Edad de los Metales. Aunque hay evidencias de restos anteriores, asistimos ahora a la primera gran ocupación humana de la comarca Tierra de Barros, donde se conocen numerosos yacimientos de esta época. El espacio fue densamente ocupado por poblados llano, asentados en lugares favorables para la agricultura y con buenos pastos para el ganado, que convivieron con asentamientos en cerros fortificados dedicados a la defensa del territorio.

En Villafranca se ha excavado el yacimiento de los Cortinales, del Calcolítico Final, caracterizado por los silos excavados en el terreno natural. También se han excavado sepulturas colectivas como la de la Pijotilla, cerca de Solana de los Barros o Huerta Montero, en Almendralejo, que responden al tipo tholos o sepulcro de falsa cúpula.

LA VIVIENDA

Las construcciones más destacables son las cabañas, ya sean en poblados en alto o en llano. Son de planta circular con basamento de piedra, para protegerla de la humedad. Las paredes son de barro y el techo es de ramas sujetadas por un poste central. Estarían ocupadas por una unidad familiar y la vida se realizaría en torno a un hogar o fogón central, sin compartimentaciones internas. Junto a las cabañas se sitúan los silos. Están excavados en el suelo, son de planta circular y reducidas dimensiones. En ellos se almacenaba el trigo, aunque tras su abandono se reutilizaban de basureros o lugar de enterramiento.  También aparecen zanjas o fosos cuya función es incierta. En el caso de la Pijotilla rodean todo el yacimiento, por lo que podrían tener carácter defensivo.

LAS HERRAMIENTAS

Observe las herramientas que se hallan expuestas en la vitrina. Son principalmente de piedra aunque también estaban realizadas en madera y hueso.  El cobre comienza a utilizarse en útiles de pequeños formatos como punzones, cuchillos, sierras o puntas de flecha, que aparecen al final del periodo. Para las labores agrícolas las herramientas se fabricaban principalmente en piedra y la materia prima dependía de la zona. Por ejemplo, en Villafranca de los Barros, predomina la de diorita, aunque también circulaban productos a larga distancia, como el sílex.

EL ENMANGUE DEL HACHA PULIMENTADA

El hacha, puede unirse al astil mediante una oquedad abierta en este que, a veces, se refuerza por medio de un taco de madera, como observa en el tercer dibujo. Otras veces el hacha se sujeta mediante ligaduras. En ocasiones las herramientas son piedras con una zona afilada mediante abrasión (desgaste mediante fricción). En otras son pequeñas lascas de piedras trabajadas que se montan en soportes de madera, como los denominados dientes de hoz. Por otro lado, los cuchillos eran predominantemente de sílex, extraídos de grandes núcleos. Y es muy común el hallazgo de molinos, para la molienda del grano, compuestos por una base y una moledera.

MEDIOS DE SUBSISTENCIA. ACTIVIDADES DE PRODUCCIÓN Y ALIMENTACIÓN

En el Calcolítico se incrementan las actividades productivas, fundamentalmente la agricultura y la ganadería. Los yacimientos ofrecen evidencias del cultivo de cereales, trigo y cebada, y en menor medida leguminosas.  Estos cultivos se realizarían en zonas previamente deforestadas y serían almacenados en los silos y también en el interior de las cabañas, en recipientes destinados a tal efecto. Se aprecia un retroceso de las especies salvajes frente a una mayor actividad ganadera, destacando las cabañas de ovejas, cabras, vacas y cerdos. Aparecen además restos que indican la presencia de caballos, aunque no hay evidencias de su monta. La dieta la completaban los alimentos procedentes de la recolección y la caza.

LA CASA

Las armas más frecuentes eran el arco y las flechas utilizadas para la caza y la guerra, empleadas desde el Paleolítico Final. Además de dichas armas se emplearían la lanza, con o sin propulsor, los lazos, etc. Las puntas de flechas se realizan en piedra tallada y revisten una variadísima tipología. Al final del periodo comienzan a realizarse en cobre, dando lugar a las conocidas puntas de tipo palmela, que suelen incluirse como elemento de prestigio en los ajuares funerarios campaniformes. Junto al arco y las flechas el brazal de protección constituye una pieza esencial del arquero calcolítico.

LA INDUSTRIA

Junto con la producción y el tratamiento de los alimentos aparecen evidencias de otros procesos productivos de carácter artesanal o manufacturero, como la industria textil, la talla, la cerámica o la metalurgia.

LA ACTIVIDAD TEXTIL

La actividad textil esta atestiguada por la presencia de numerosas piezas cerámicas que se interpretan como pesas o separadores de telar, que presentan diversas tipologías. Las más habituales son rectangulares con perforaciones en los extremos o las de forma curva, llamadas crecientes.

LA CERÁMICA

Las formas cerámicas de esta época son muy características y repetitivas, destacando algunos tipos de recipientes como los grandes platos de bordes engrosados, las ollas globulares, las cazuelas, etc. La cerámica calcolítica es mayoritariamente lisa, es decir, sin decoración. Al final del periodo aparece la cerámica campaniforme, profusamente decorada con diversas técnicas y estilos. Se halla tanto en los poblados como en las sepulturas formando parte d ajuares diferenciados en los que aparecen también puntas de flecha, brazales y, excepcionalmente joyas de oro. De ahí que se interprete como una vajilla de prestigio empleada para el uso ceremonial. 

LA ELABORACIÓN DE LA CERÁMICA

La cerámica calcolítica se elabora a mano, sin empleo del torno. Preparada la arcilla y añadidos los magros o desgrasantes y los fundentes, los pulgares iban dando forma a la pasta. Después, con la arcilla aun en estado plástico, se procedía al acabado. Antes de cocer la vasija se secaba al aire libre para eliminar completamente la humedad. La cocción se realizaba en hornos rudimentarios a cielo abierto, caracterizado por el rápido aumento de la temperatura, su corta duración y el reducido número de piezas que permitía cocer.

Las piezas se ubicarían sobre un lecho de tizones y el conjunto se cerraría mediante ramas finas de leña. Una variante de esta técnica consistía en depositar las brasas y las piezas en un hoyo en el suelo, cubierto de ramas finas de leña. El resultado son vasos de aspecto muy tosco y tonalidades irregulares externas, predominando los colores oscuros producto de estos rudimentarios hornos.

LA METALURGIA

El Calcolítico es llamado también Edad del Cobre, pues se asiste al descubrimiento de la metalurgia, centrada inicialmente en este metal. El proceso metalúrgico comienza con la reducción del mineral de cobre, normalmente extraído de afloramientos superficiales, para su conversión en metal. Posteriormente, el metal se funde en un crisol dentro de pequeños hornos alimentados por toberas de soplo. Una vez fundido, se vierte en molde de piedra o arcilla, para darle la forma definitiva. Los utensilios resultantes suelen ser de pequeñas dimensiones. También se confecciona en esta época elementos de adornos trabajados en oro, normalmente sobre láminas tratadas a martillo, que han aparecido en algunos poblados de Tierra de Barros.

LA MUERTE

Cerca de los poblados, monumentales construcciones de carácter colectivo, cubiertas por un túmulo, albergaban en su interior los restos mortales de antepasados rodeados del ajuar que les acompañaría hasta el más allá. Al final del período se asiste a la aparición de enterramientos de grupos más reducidos, e incluso de tumbas individuales, que preludian los procesos de estratificación social que caracterizarán la Edad del Bronce. A pesar de las diferentes hipótesis y el desconocimiento sobre la celebración del enterramiento, se piensa que las caracolas, pudieran ser utilizadas para emitir algún tipo de música en contextos rituales.

 

LOS ÍDOLOS

Uno de los elementos más característicos del Calcolítico, que nos aproxima al mundo de las creencias es el de los ídolos. Son muy variados en cuanto a formas y soportes, tales como pizarra, cerámica, mármol, e incluso hueso y marfil. Es muy frecuente que aparezcan representados personajes con grandes ojos (ídolos oculados) además de contener otro tipo de decoración de carácter geométrico. En muchas ocasiones también presentan rasgos sexuales, normalmente femeninos, por lo que se suelen identificar con la representación de una diosa. Los poblados de Tierra de Barros y el de La Pijotilla en especial han aportado algunas colecciones de ídolos más importantes de la Península Ibérica.

LAS PINTURAS

Otro elemento relacionado con el mundo de las creencias es el de las pinturas rupestres esquemáticas. Aparecen en los abrigos rocosos de las sierras que rodean la Comarca de Tierra de Barros, como las que observa en este panel pertenecientes a Hornachos, o las halladas en Alange, La Zarza o Arroyo de San Serván. Las pinturas muestran con trazos lineales y muy simples, elementos o escenas del entorno. Pero la mayor parte de las representaciones son motivos de tipo simbólico (puntos, barras, soliformes, círculos…) que son objeto de diversas interpretaciones e incluso a veces, reproducen elementos de los ídolos de esta época.

LA INTERPRETACION DEL PAISAJE

El paisaje apenas sufre variación durante la Prehistoria y la Protohistoria. Predomina el bosque mediterráneo, con algún asentamiento aislado, como el de los Cortinales. El paisaje aparece escasamente antropizado.

 

EL SEPULCRO DE HUERTA MONTERO

Observe esta maqueta. Se trata del sepulcro megalítico tipo tholos de Huerta Montero. Esta representación esta llevada a cabo mediante un corte transversal, es decir, para que pueda observarse como era su estructura y su interior.Su construcción se realizó de manera que el sol penetrase por su corredor en solsticio de invierno (21 de diciembre), iluminando el interior de la cámara.

En la construcción de la tumba se utilizaron materiales del entorno, demostrando con ello una perfecta adaptación al mismo. Dentro de la arquitectura megalítica extremeña del Calcolítico, próxima a Villafranca, se encuentra el sepulcro de “Huerta Montero”, en la vecina localidad de Almendralejo. Se trata de una tumba colectiva, tipo tholos, perteneciente al tercer milenio a.C., concretamente de hace unos 4.650 años. La construcción de este tipo de edificaciones es reflejo, sin duda, de una organización social desarrollada.

LA CONSTRUCCIÓN

El sepulcro está situado en un lugar elevado, de manera que el túmulo fuera visible desde lejos. Su construcción es bastante compleja para la época, ya que como se observa en la maqueta o el dibujo, parte de la misma está soterrada unos dos metros. Está compuesta de tres tramos diferenciados cuya total longitud es de 15,40m:

- Una rampa de acceso de 7 m de longitud.

- Un corredor de otros 4 m longitud.

- Una cámara circular de 4,60 m de diámetro cubierta por una falsa cúpula.

Observe los tres círculos de piedra de la maqueta, se realizaron para llevar a cabo la construcción de la tumba y guardan una proporción de 3,7 y 12 partes. La tumba está orientada hacia el este, de manera que el sol penetra por la puerta y el corredor de la misma durante el solsticio de invierno, el día más corto del año.

LA TUMBA

Según los datos obtenidos en las excavaciones la tumba fue utilizada durante unos mil años, localizándose en ella unos 109 individuos. Los cuerpos se dispondrían en posición fetal pero con el paso del tiempo y de la reutilización de la tumba, aparecieron de forma desordenada. Además, los cadáveres se depositaban acompañados de ajuar funerario, que sería utilizado en “la otra vida”.

¿QUÉ ES EL MEGALITISMO?

El Megalitismo es un fenómeno que alude a las construcciones realizadas con grandes losas de piedras y que se desarrolló por Europa Occidental durante más de dos milenios, hundiendo sus raíces en el Neolítico. La más típica de estas construcciones es el dolmen, que funciona como un sepulcro colectivo, pero existen modalidades megalíticas no funerarias como los menhires, los cromlechs o los alineamientos.

El sepulcro de Huerta Montero presenta elementos propios del Megalitismo, como el uso de grandes piedras, junto a soluciones más evolucionadas, como la cúpula por aproximación de hiladas. Además, a lo largo del Calcolítico se desarrollaron sepulturas no megalíticas, como los tholoi de mampostería, los hipogeos o los enterramientos en silos y cuevas artificiales.